Aproximadamente, un 80% de ellos tienen una mujer al frente. Tal tendencia ha hecho que la Federación de Madres Solteras (FAMS) haya decidido reclamar el término monomarental. Con ello se pretende poner de relieve la importancia de reconocer el hecho de que las madres solteras, por el simple hecho de ser mujeres, afrontan retos aún mayores.
Las mayores preocupaciones para estos tipos de familia
Los problemas a los que se presenta una familia de estas características, como puedes suponer, no son muy diferentes de los de una familia con padre y madre. Sin embargo, se vuelven mucho más difíciles de afrontar.
Por ejemplo, sabes que la conciliación con el trabajo y otros aspectos siempre ha sido un tema muy controvertido para familias que cuentan con ambos progenitores. Ten en cuenta que, al cuidado de los hijos, invisible a los ojos de los demás, se une por este único padre o madre el cumplimiento con el trabajo remunerado que necesita ejercer fuera de casa. El empleo, habitualmente, se ejerce en horarios de gran duración, sin posibilidad de una reducción.
Y para el caso de una mujer que vive sola con hijos a su cargo, es muy complicado conseguir un empleo o ver promocionada en el que ya tiene por la falta de tiempo. Por otra parte, asumir una reducción de jornada supone una reducción proporcional en el sueldo, al que no puede renunciar tampoco por cuestiones de necesidad. De este modo, para esta persona, cabeza de familia de un núcleo monoparental o monomarental, la vida se vuelve una carrera de fondo eterna, en la que nadie puede ofrecerle un relieve.
Además de todo esto, podemos notar que hay una clara desventaja económica, especialmente en las familias de este tipo llevadas por mujeres. Los bajos salarios suelen hacer muy complicado el acceso al alquiler oa la compra de una vivienda. Muchas de estas familias se ven obligadas a compartir la vivienda con otros familiares, como abuelos, e incluso sabemos que hay casos extremos en los que la mujer tiene que vivir con sus hijos en una habitación, al ser todo lo que puede permitir pagar.
A las preocupaciones que suponen el trabajo, la capacidad económica y la vivienda, tenemos que sumar el miedo ante la idea de sufrir una enfermedad grave o un accidente. La ausencia de otra figura de referencia para los hijos es otra de las preocupaciones constantes en la vida de los progenitores que sacan adelante a una familia sin pareja. A veces pueden contar con familiares y amigos, pero no todo el mundo dispone de este apoyo y esto supone una fuente más de ansiedad para el padre o la madre.
El apoyo a las familias monoparentales en el tiempo libre
A la hora de ayudar a estas familias con el cuidado de sus hijos, las escuelas e instituciones proponen periodos de ocio educativo en lugares como las casas de colonias. Podrías pensar en los campamentos de verano, aunque cada institución tiene sus propias propuestas para diferentes periodos, vacaciones o no.
Es un hecho que, en la actualidad, podemos dejarnos llevar por la obsesión de mantener ocupados a nuestros hijos. Es muy fácil que pienses que no hacer nada es lo mismo que perder el tiempo, y parece que un solo minuto sin recibir educación sea una pérdida de tiempo.
Debemos saber proporcionar a los niños periodos de tiempo libre y educarlos para que sepan disfrutarlo. Pero esto viene condicionado por tres factores, principalmente:
- El tiempo disponible, que no siempre es coincidente entre el padre de un núcleo monoparental y sus hijos.
- Las largas distancias a las que puede ser necesario que se desplace toda la familia para disfrutar de ciertas actividades de ocio.
- En nuestra sociedad ha crecido el miedo al riesgo y el control sobre lo que pueden o no hacer los niños.
Respecto al modo mediante el cual los niños perciben actualmente el ocio, podemos distinguir los siguientes aspectos:
- Los niños se mueven en una sociedad de consumo, aunque no es el hecho de consumir su principal interés: lo es relacionarse y pasarlo bien.
- Los niños acceden de manera espontánea y orgánica al conocimiento al tratar de relacionarse y entretenerse. Absorben todo lo que les resulta de interés.
- Los niños ven una clara separación entre lo que se supone que es una obligación y lo que pertenece al ámbito del ocio. Por eso, muchas veces, el cumplimiento de actividades extraescolares les ocasiona un conflicto.
- Los niños saben divertirse por sí mismos, recurriendo tanto a las nuevas tecnologías a su alcance como juegos tradicionales, todo ello gracias a su despierta imaginación.
- Suelen sentirse muy limitados por el tiempo y la elaboración de sus deberes escolares. Además, suelen notar la presión social de tener que convertir todo su presente en un beneficio para el futuro.
- Los gustos de todos los niños son similares, sin que sea muy relevante el espacio en el que estén viviendo ni la clase social a la que pertenecen.
- Los niveles de economía familiar son decisivos en la manera de disfrutar de su ocio.
- La opinión de los niños suele verse como irrelevante a la hora de decidir sobre su tiempo libre. Sus gustos se ignoran de manera sistemática y la tendencia de los padres es llevarlos hacia lo que creen más adecuado o de acuerdo con las convenciones sociales.
- La forma en la que los niños entienden ahora el ocio es signo de un cambio cultural e histórico en el que supone vivir en la infancia.
Comprendiendo todo ello, podemos concluir que el progenitor de una familia monoparental podrá asumir de manera más adecuada el papel que debe jugar el ocio educativo en el cuidado de sus hijos.