Es importante entender que el juego puede incluso llegar a ser el aspecto más relevante de la vida de los niños y niñas y que hay muchas maneras de jugar y cada una aporta beneficios diferentes. Mientras el niño o niña juega, la actividad mental es continua y en todo momento su pensamiento tiene un desarrollo.
Jugar es divertido, está claro, pero detrás de la fachada de la diversión y el entretenimiento también hay un trasfondo que implica que los niños y niñas tengan que realizar infinidad de procesos mentales que les servirá en su desarrollo educativo. Jugar implica que los más pequeños imaginen, inventen, creen, busquen soluciones, razonen, respeten, memoricen...
Sobre el papel queda claro. Pero en el día a día, ¿cómo encontramos juegos que nos ayuden a aplicar esta teoría?
Los juegos Role Playing:
Los niños pasan el día observando. Es su manera de acercarse y de entender el mundo. Por tanto, no es de extrañar que jugar a simular roles y desarrollar situaciones concretas, ayuden a enseñar determinados valores y a potenciar la socialización.
Es un juego muy sencillo y práctico que sólo requiere de imaginación. Tan fácil como asignar unos roles a cada persona y escenificar una situación de la vida real. Una buena manera de terminar esta práctica es comentar después entre los participantes. Esta actividad potencia las habilidades sociales y los niños/as se sienten libres e independientes. Es en ese entorno cómodo y amable en el que podrán ser ellos mismos y lo más importante, se verán en acción.
Las situaciones pueden ser muy diversas. Desde los clásicos juegos de role playing como "jugar a médicos" o representar una escena de la vida diaria como ir de compras, hasta crear una aventura en la que se conviertan en sus personajes de animación favoritos.
Los juegos de mesa:
Con la proliferación de la tecnología en muchas ocasiones los clásicos juegos de mesa han quedado escondidos en alguna parte de la estantería. Es importante saber que también son un buen vehículo de enseñanza. No todos los juegos ofrecen lo mismo, está claro, pero si se selecciona la propuesta adecuada, pueden ser unos grandes aliados.
Por un lado porque mediante este tipo de juegos se potencian valores como la paciencia, el juego en equipo y el respeto, y por el otro lado para que en función de la temática elegida también se pueden reforzar aspectos como la lectoescritura, las matemáticas, las artes plásticas...
En el día a día:
No podemos olvidar que "educar es lo que hacemos mientras no estamos educando". Es decir, en cada acción de la vida cotidiana, a las actividades que se repiten a diario, es de donde los niños y niñas confeccionan su forma de ser y sus valores. Es por ello que, más allá de las actividades y juegos que se realicen en momentos puntuales, se deben poner especial énfasis en nuestro día a día. Es por ello que aconsejamos detectar momentos puntuales que se repitan a diario y "vestirlos" para que parezcan un juego. De esta manera estaremos inculcando buenos hábitos de forma divertida. ¿Algunos ejemplos?
- Quitar el abrigo y los zapatos al llegar a casa. Si conseguimos un espacio adaptado para los más pequeños y que ellos mismos tengan la autonomía para guardar sus cosas, los haremos sentir responsables y sobre todo, les daremos las claves para que puedan hacerlo sin la ayuda de nadie.
- Recoger el espacio de juego: Sin duda uno de los momentos más aburridos. Una solución puede ser vincular esta rutina a una canción en concreto para cantarla mientras ordena.
- Lavarse las manos y los dientes. ¡Qué pereza! Tener un reloj de arena en el fregadero del baño ayuda a que los niños y niñas entiendan que se destinará un rato a estas rutinas de higiene.
- ¿Quién es el más rápido? Esta opción es aplicable a cualquier tarea que se les haga pesada o aburrida. Si les damos un toque de emoción y la convertimos en una carrera, ¡seguro que estarán más motivados!
Educar en el feminismo:
El juego también nos puede ayudar a poner en valor aspectos como el feminismo para que los niños y niñas de hoy en día, que son los adultos de mañana, no lleven consigo una mochila muy pesada. Es por ello que eliminar las barreras y la educación aquí juegan una pieza clave .
A través del juego podemos poner en práctica criterios de igualdad en todo lo que hacemos durante nuestro día a día:
- Realizando propuestas que no estén encasilladas en los estándares de juegos de niños y juegos de niñas y enseñando que todos puedan practicar cualquier propuesta. Un niño puede jugar a cocinitas y una niña puede jugar al fútbol.
- Utilizando un lenguaje inclusivo.
- Enseñando valores de compromiso, de respeto, de igualdad y de tolerancia. Una buena manera de hacerlo es a través de los role playing.